Su procedencia, la sempiterna región Andina situada en la parte centro-occidental de América del Sur conformada por zonas específicas del Ecuador, Perú y Bolivia, y en menor proporción Colombia, Argentina y Chile. En otros términos, son nativos de las milenarias civilizaciones Aymaras y del denominado imperio incaico Qhishwa.
Estos empedernidos trotamundos suelen ofrecer su arte musical allá donde se sienten confortables a fin de ganarse la posibilidad de seguir sobreviviendo, sin importarles en demasía la calidad del escenario. Lo singular de ellos radica: Primero, en el mensaje y el tipo de música que ellos hacen, Segundo, en la singularidad de los instrumentos con los que la ejecutan y, Tercero, en la versatilidad y manera de cómo lo hacen.
LA ZAMPOÑA
El nombre zampoña es una deformación de la palabra española «sinfonía». Probablemente haya sido como los indígenas del Alto Perú creían que se llamaba la música de los conquistadores españoles.
La palabra «sinfonía», entre otras acepciones (según el Diccionario de la Real Academia Española), designaba un ‘instrumento musical’, presuntamente cuando en el s. XII fue utilizada para referirse a la excitación (un pitófono de lengüeta) o a la zanpollía (zanfona, otra deformación del vocablo greco-latino para un cordófono de fricción). El término proviene del latín symfonĭa, y éste a su vez del griego συμφωνία (symfonía, de σύμ [sým]: ‘simultáneo’ y φωνος [fonós]: ‘voz, sonido’): ‘que une su voz, acorde, unánime’, por lo que la acepción del 'instrumento musical' que se encuentra en el diccionario de la RAE, si bien dejó de usarse, puede explicar el origen de los términos zampoña y zanfonía (zanfona).
La zampoña no emite sonidos simultáneos o acordes, sino un sonido a la vez (es instrumento melódico), mientras que la zanfonía sí puede emitir acordes por resonancia, por ejemplo.
También es utilizada como un método de relajación, ya que la zampoña o flauta de pan, emite un sonido tranquilo sin alteración alguna. Esta es muy parecida al silibido de un pájaro.
EL CHARANGO
El charango es un instrumento musical vigente en las regiones altiplánicas de la Cordillera de Los Andes en América del Sur. Posee cinco pares de cuerdas aunque hay variaciones con menos o más cuerdas pero (casi) siempre en cinco órdenes o juegos. El charango tiene una trayectoria centenaria en Bolivia y el Perú , y también tiene importante presencia en la música de Argentina, Chile, y Ecuador
Por lo general el charango tiene cinco pares de cuerdas y se parece a una pequeña guitarrilla.
Pero por la inmensa variedad de tipos de charango no se puede generalizar las características de construcción.
En Bolivia, desde los años sesenta del siglo XX, se han vuelto popular sobre todo tres tamaños: el walaycho(50 cm), el charango (60 cm), y el ronrroco(75 cm). Otros tamaños se dan como variaciones regionales, o debido a experimentos acústicos de ciertos intérpretes. Variaciones en tamaño van de la mitad de un walaycho hasta el de una guitarra española. En Bolivia, los artesanos del charango han desarrollado un gran número de diseños que varían de la esbelta forma en 8 hasta modelos estilizados y angulares, e incluso han desarrollado modelos similares a la guitarra eléctrica.
En el Perú, tanto como en Bolivia existe una gran variedad de tipos de charango y en las áreas rurales, se encuentran también charangos fabricados de calabazas, variados números de cuerdas, diferentes tamaños y formas. En Lima donde se dan también las manifestaciones culturales de todo el país, este instrumento es muy utilizado tanto en el folclore nacional como en grupos y orquesta de música moderna.
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